Indeleble.
Erase en la penumbra
de la madrugada,
la brisa en tu pelo,
y el perfume del mar.
Eranse tus ojos
oscuros y profundos,
la mirada ancestral,
reivindicante.
Indiferente a todo
lo abstracto o lo posible,
érase tu voz,
costumbre a mis oídos.
Ya indestructible
y en mi;
protagonista de todas
las posibilidades
de mi tiempo,
absolutamente,
eres.
1980
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