miércoles, 25 de julio de 2012

Agradezco a las altas
instancias divinas,
la modesta industria
empleada en mi hechura.
Pues no he sido el grande,
importante señor,
que mi abuelo auguraba.
Ni he sido ejemplar,
ni próspero,ni feliz.
Ni afortunado.
Ni audaz.
Ni inolvidable.
Ni perspicaz.
Ni bien parecido.
Ni inteligente.
Ni notable.
Ni apto para.
Ni agradable.
Ni humilde.
Y llevo el corazón a la intemperie,
por este costado de la vida
donde no hay la necesaria
pizca de maldad,
para ser lo suficientemente bueno.

                                  2012

                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario